jueves, 28 de junio de 2007

Maten al Despertador!

Lo que me está costando levantarme estos últimos días por la mañana es terrible.

Alguien dígame que disfruta el despertar, que destaparse y sentir el frío es algo que lo hace tan feliz que lo haría infinitamente. Que escuchar un sonido incomodo y repetitivo lo pone contento y alegre para afrontar ese nuevo día. Saber que tiene una obligación por delante y a la cual tiene que llegar en un horario específico, el cual si en ese instante te quedas 5 minutos mas vas a llegar tarde y por lo tanto vas a estar faltando a ese compromiso tácito con tus compañeros.

Voy a aceptar que tiene su parte positiva el despertar, es el vivir. El día en sí. Si viviéramos sin sueño y sin ganas de dormir, utopía del borracho y el enamorado de la noche, no sufriríamos de estas desventajas, lo digo con conocimiento de causa.
Por otro lado no me quiero poner en optimista ya que no lo soy, aunque siempre tengo alguna acción que me hace parecer uno. El día en sí, el vivir, pueden ser muy lindos pero también muy dolorosos. Quien no ama dormir. Quien no desea lograr ese sueño perfecto y tan puro que realmente descansa el alma y el cuerpo. No quiero decir con esto que me gustaría dormir eternamente sino que el despertar sea mas ameno. Prefiero dormir tranquilo, que mi alma salga a dar un paseo y cuando vuelva mi despertar sea parejo, suave y juvenil. Sí, digo juvenil ya que me gustaría despertarme como cuando era un niño, sonriendo y sin problemas.

Ya hablé demasiado, mejor me acuesto e intento dormir aunque este insomnio no me deja hace mas de 1 mes.

miércoles, 20 de junio de 2007

Mi rincón en el mundo.

La ciudad de las luces no sería comparable con este himno a la alegría. El lugar donde las mujeres nacen bellas y las noches son tan largas como intensas.
La fría costa y su dorado sol alumbraron nuestro camino durante el festivo día. Al anochecer sus sinuosas calles nos envolvieron bajo su firme y redonda luna, llevándonos hacia la avenida del fundador. Su cincuentenario monumento se paraba frente a nuestra casa y nos daba sombra ante los actos más impunes.
Así se vive en Rosario, de manera alocada y olvidadiza, donde disfrutar de un alma es casi común y sabroso como sus características parrilladas.
No hay grupo que mejor acompañe que el que no pide explicaciones, sobre todo si las explicaciones son tan efímeras como verdaderas. La velocidad con la que transcurren los chistes acelera las agujas del mismísimo reloj, que ayuda a matar tiempo para el momento mas deseado. Si es el agua o la naturaleza misma no lo se, pero que algo esta influyendo y contaminando positivamente esos aires no cabe en mis dudas. Las mujeres perfectas en el lugar indicado generan una ebullición en las hormonas de cualquier ser humano que tenga sangre corriendo por sus venas.
Como el calendario siga manteniendo su ayuda, su economía se verá afectada cada vez mas por nuestras fugaces visitas, dejaremos plata y pertenencias con tal de no desvincularnos de esa amorosa ciudad. Su gente nos acoge con tal cariño que hace difícil la decisión de no volver.
Al final nos fuimos, aunque nos queríamos quedar a vivir, a nuestra aburrida y cosmopolita ciudad pero por suerte como dijo alguien que nació allí; Rosario siempre estuvo cerca, y eso realmente es verdad.

miércoles, 13 de junio de 2007

Refugio

Lejos de mi vida me refugie. Compuse un hipnótico y monótono circuito en el cual ingería vida sin salir de mi nuevo hábitat. El calor que emanaban esas maderas encendidas y el crepitar de sus cenizas recordaban mi infancia, tan inocente y fácil que hasta me daba bronca saber que había sido así.
Mi nuevo espacio incluía un sofá y una perfecta mesa, compuesta por madera y vidrio, donde poder reposar cómodamente mis pies los cuales estaban envueltos en gruesas medias de lana.
Entre tantas cosas que pensé echado en el agradable sofá fue la de retomar la lectura, una vieja obsesión que se convirtió en algo tan común y repetido que me llevo al hartazgo. De día, de noche, dormido o despierto, parado y sentado, viajando, cagando o fuera lo que sea que hacia, un libro me acompañaba. Esas eran otras épocas y la disfrute. Reconozco que ahora podría ponerle un límite a esos eufóricos fanatismos que solía tener por las cosas que conocía de golpe. Recuerdo que me paso alguna vez con alguna mujer y también con unos discos. Todo se hizo tan cíclico en esos momentos de mi vida que hasta sentía que los días no pasaban. No estoy seguro pero creo que repetía religiosamente las cosas en los mismos horarios todos los días, me bañaba poco y usaba generalmente la misma ropa. Mi suéter polera me acompañaba seguido de paseo y le daba un toque bohemio a mi look desordenado y sin sentido. Cuando sueño en esos días siempre vuelve la misma imagen a mi cabeza y me recuerdo tal cual lo describo ahora. Debe de ser porque todos los días de mi vieja vida eran realmente iguales.
Ahora que conseguí romper con esas tradiciones infantiles me siento liberado y feliz por poder reconocer mis errores y más aun por haber aprendido de ellos. No me creo perfecto y me veo lejos de ello, es mas si me preguntas ahora capaz te digo que en esa época estaba más cercano a la perfección que lo que estoy ahora. Por mas que corrija errores siempre hay mas cosas con las cuales cultivarse y generalmente son mas complejas que las que ya sabemos. Para estas nuevas enseñanzas hay que tener el cerebro en remojo y predispuesto a permitir el ingreso de estas. Todo esto tiene una lógica ya que al ser mas complejas generan mas dificultad para aprenderlas y para poder plasmarlas en la vida, ahí voy con mi punto que cada día nos alejamos mas de la perfección.
En este nuevo hábitat, debajo del vidrio de la mesa, encontré algo que me genero un inconciente recuerdo. Estaba el gran Gabo abandonado, como los habitantes de Macondo separados del mundo. Lo desempolve y como quería remojar mis neuronas me dije a mi mismo “¿porque no?”. Relajado lo tome y comencé a hojearlo. Descubrí un nuevo mundo ahí dentro, que no era el mismo que había conocido en esas arduas horas de insaciable lectura infantil. Por suerte se que no me tengo que fanatizar con esto porque me va a llevar a hartarme. Leí unas horas y caí dormido. Hace mucho no dormía tan bien, recupere ese sueño profundo que te deja ver nítidas las ideas y te sirve en bandeja las viejas películas de tu vida. Vi todo tan claro que cuando desperté no sabia si lo había vivido. Desde ese día vengo aprovechando los momentos de reposo para cerrar los ojos y buscar mis ideas en lo mas profundo de mi cabeza, el otro día llegue hasta mi corazón. No me asuste ya que solía pensar con el y con mi soledad. Ahora lo hago con lo mas cómodo que tenga a mano de almohada y mis mas etéreos sueños. Estoy profundizando en nuevas sensaciones y experiencias para lograr localizar mis mas grandes pensamientos y así refugiarme hasta la eternidad en mullidos almohadones que me permitan entrar en este eterno e irreal laberinto de ideas.