miércoles, 28 de noviembre de 2007

Una tarde de Miércoles

Sí, me levante con dolores y me tire nuevamente a dormir. No iba a salvar al mundo con un día mas de trabajo. Mi despierto fue aproximadamente para el mediodía, justo en el momento que un plato aromático se sentaba en mi mesa. Débil y sin fuerzas cruce la casa para alimentarme de él, luego busque esparcimiento. En la caja boba no encontré un fiel compañero para la tarde y el perder tiempo en la cama no era algo positivo ni cercano a mi idea. Decidí que lo mejor sería salir a tomar aire fresco, llevé conmigo la cámara de fotos, solo por si las dudas o por si me encontraba con alguna imagen que me gustaría guardar. Derecho por la calle, cruzo la avenida y llego a la plaza. Unas 2 vueltas buscando un objetivo, me adentro al cementerio. Acá descubrí un nuevo lugar al que antes veía desde balcones muy altos o desde calles muy bajas, ahora estaba dentro de él y podía mirar para abajo y hacia arriba y reconocer esos lugares desde donde antes observaba. Las fotos no las revele por lo tanto no se que tal habrán salido. La luz era buena, espero que salga la del chupete publicitario que estaba pintado como una obra de arte.
Desde que me despertó ese aroma hasta el momento, no tenía idea de lo que iba a ser mi día, es mas esperaba que fuera algo aburrido y monótono. No sabía nada.
Durante mi recorrida fotográfica, llame por teléfono a una niña a la cual había conocido el fin de semana, quedamos en salir esa noche. Eso, creo, fue un imán para otros programas.
A las 5 de la tarde volví a casa exhausto, preparé un Nesquik y algunas tostadas, algunas con manteca y miel, la casera que trae papá del campo, otras con Casancrem solo. Vi los mails, me dirigí hacia la TV y comencé a mirar Los Simpsons, único de todos los programas que emite la televisión Argentina que me gusta mirar. Lentamente el sueño y cansancio me ganaron y entre en un sueño el cual no recuerdo aunque se que soñé. Me despertó la vibración de mi celular, lo uso sin sonido me molesta mucho dejarlo en algún lugar y pensar que alguien lo va a escuchar por un buen rato sin que nadie conteste. Es casi tan molesto como cuando en las películas el protagonista deja sonar varias veces una llamada. Cuando contesté era Santi que me invitaba a ver una obra de teatro a beneficencia, supuse que sería temprano por lo tanto acepte la invitación, me levanté y fui a prepararme para salir. Nos encontramos a las 8 en la puerta del San Pablo y nos pusimos al tanto de las cosas del fin de semana mientras compartíamos un cigarrillo. Nos acomodamos dentro del teatro, cerca del escenario y nos preparamos para recibir a los actores. La obra era una comedia bastante mala y sobre todo mal interpretada.
Por fin me fui!-pensé. Llegue a casa bastante divertido por los comentarios que habíamos hecho con Santi sobre la obra, nos reímos de lo mala que fue. No nos importó, yo debía cenar, bañarme y cambiarme ya que tenía una cita arreglada.
Después de un par de llamadas telefónicas con ella quedamos que a las 23hs nos encontraríamos, por lo tanto me alisté y salí por ella. La noche estaba marcada por una mala vibra, ya había comenzado con una mala obra de teatro por lo que era probable que pase algo peor. Unas cuadras antes de llegar donde ella, recibí un llamado que me cancelaba la cita. La abuela de su amiga había muerto y debía visitarla, la entendí y sin pena ni gloria volví al mismo lugar de donde había salido. Resultó cíclico el día ya que volví a juntarme con Santi, fuimos por unas cervezas y seguimos nuestra conversación.
Horas mas tarde yacía en la cama tirado durmiendo, volví a donde empecé.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

che y esta buena dolores?

Anónimo dijo...

no es del todo de mi tipo, igualmente de tanto en tanto (en gral los fines de semana) me levanto con ella.

Anónimo dijo...

jaja.. conque con el viejo y siempre efectivo cuento de la abuela de la amiga... notable lo de la niña... todo un talento..

Anónimo dijo...

de todo un caballero ese comentario....