viernes, 6 de febrero de 2009

Descenso

-Fijate que no te hayan robado nada queres!
-No mira si me van a robar a mi, soy la persona mas atenta de este lugar, encima no tengo nada de valor en este bolso.
Lucas reviso su bolso y no encontró sus cigarrillos, esto no lo inquieto tanto como cuando se dio cuenta que el reloj y la gorra no estaban.
Como un demonio salio corriendo a buscar al encargado del restó, el cual le contesto que la política de la empresa era no hacerse cargo de las cosas que se dejaban en la mesa.
Intente mediar entre ellos, pero Lucas estaba demasiado enojado. Le tiro una piña sin pensar dos veces, por suerte los reflejos del muchacho estaban intactos.
Nos tuvimos que ir casi con la amenaza de que iban a llamar a la fuerza policial para sacarnos, como bien dijo el encargado, por las buenas o por las malas.
Ya en la calle caminamos las 3 cuadras que nos separaban de mi auto.
Tranquilice a Lucas, aunque este no quería entrar en razón.
Al llegar a mi vehículo, vislumbre un papel pegado en el parabrisas delantero. Era una nota y parecía de secuestro.
"Tenemos tus cosas, si las queres devuelta danos plata". Con esas palabras nos imponían sus peticiones.
Ante la total incertidumbre que nos plasmaba este mini secuestro de cosas casi sin valor, por lo menos para mí, le pregunte a Lucas que era lo que quería hacer.
Mi intención era una sola, subirme al auto y marcharme a mi casa para ver el partido que empezaba en menos de 20 minutos.
Lucas me comía con la mirada, me pedía a gritos que lo ayudara, no le importaba el ínfimo valor de sus cosas, se sentía tocado.
Creía que la impertinencia de la gente que había robado sus cosas debía ser pagada, quería que alguien actuara, y quería que yo no lo abandone.
Como buen amigo, le dije que lo ayudaría.
Le dije que se quede esperando en el auto y que yo iría al restó nuevamente para ver que pistas podía encontrar.
Cuando entre, encare al gerente y le pedí que me ayude, le explique la situación y le dije que por mas de que no eran de valor el hecho en sí había enfadado mucho a mi amigo.
Todas las miradas estaban puestas en nosotros dos que hablábamos serenamente junto a la recepción del lugar, sentía todas las miradas como sospechosas.
En ese momento recibo un llamado de Lucas que, desesperado, me pidió que vuelva al auto, no llegue a entenderlo pero algo había pasado.
Al llegar lo veo sentado en la vereda, justo donde mi auto había estado estacionado. Su cabeza sangraba, su gorra y su reloj descansaban a su costado.
Una confusión enorme corría por mi cabeza, no veía mi auto por ningún lado, todo me hacia pensar que el intercambio había sido exitoso para ellos.
Lucas intento explicarme que había hecho lo posible por no entregarles el auto pero que los jóvenes ladrones se las habían arreglado para robarlo igual.
Ahora el robado y el que se estaba enfureciendo era yo. Llame casi instantáneamente a la policía, a mi aseguradora y a la central de alarmas.
Ellos rastrearon mi auto, y me dijeron que estaba a unas 15 cuadras.
Al hombre de la aseguradora le parecía muy raro este detalle, las calles indicaban justo donde quedaba mi casa.
Tomamos un taxi y volamos hasta ahí. Al llegar vi el auto en la puerta de mi casa, temía lo peor, pensaba en mis hijos de rehenes, mi mujer amordazada, aunque esto me daba una idea un tanto brusca pero un tanto merecida.
Me acerque por el costado derecho al auto esperando que los ladrones se encuentren adentro. No había nadie, el auto estaba cerrado y en perfecto estado.
Le pedí a Lucas que llame a la policía, e intente entrar por el costado que llevaba al jardín.
Llegando al jardín doble y vi a todos mis amigos, toda mi familia y a mis dos sobrinos que llevaban unos pasamontañas en sus manos.
No entendía nada.
Mi jefe salio del medio de toda esa muchedumbre y me dijo frente a todos que había sido ascendido, casi con el llanto a punto de salir corrí hacia el y como venia nomas le puse una trompada en la cara que lo tumbe al piso.
Todos quedaron atónitos.
Yo sin más me di vuelta y entre a mi casa, antes de cerrar la puerta le grite que renunciaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno!!!
Joaco