Siguen las voces ahí y no puedo transformarlas en caras, solo son voces.
Mi sospecha de que estoy en movimiento al ver pasar sucesivas rayas en forma horizontal sobre mi se disipa al momento de sentir un leve viento sobre mi mentón. No siento adrenalina por la velocidad, si por la curiosidad. Solo entiendo que me muevo y que voy hacia lo desconocido.
Como un golpe, la luz natural del día cierra mis ojos y no me deja ver nada, consigo abrirlos nuevamente y veo cielo, nubes y… edificios! Sí, edificios, no lo puedo creer estoy en la civilización y no lo había logrado notar. Las voces ahora me persiguen, las siento siempre a una misma distancia.
No avanzo mas, escucho algunos extraños y metálicos ruidos. Comienza a desaparecer el cielo sobre mí y ahora veo el blanco metal del techo de algún tipo de automóvil. En la soledad y el silencio de ese espacio me sacudo para liberarme de las ataduras que tengo en las manos y en los pies, es demasiado tarde, una sirena ensordecedora comienza a gritar, se que estoy en movimiento nuevamente. Las voces, ya no se donde fueron. La desesperación me aturde y me rindo al cansancio, me duermo.
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